sábado, 20 de abril de 2013

Cafetería La Pepa ¿Merece la pena ir a comer?


La Cafetería La Pepa es una cafetería que pertenece al grupo Vive Toledo. Se encuentra a escasos metros de la Plaza Zocodover, en la Calle Cadenas, y es reconocible por su decoración "granjera" con sus maceteros en las paredes y el mobiliario reciclado.

Esta cafetería, desde su apertura, ha logrado una buena reputación en desayunos, almuerzos y meriendas, ofreciéndote una buena cantidad de tartas, sandwiches o batidos para consumir. Pero... ¿Y a la hora de comer o cenar? ¿Su oferta es tan amplia? ¿Merece realmente la pena?

Cómo en todo y sobretodo en los grupos de varios locales de restauración, debe haber una gran variedad de locales. Así que supongo que el grupo Vive Toledo habrá enfocado esta cafetería como un local informal para desayunos, almuerzos y meriendas, dejando un servicio de comidas y cenas poco cuidado. Partiendo de esta base, lo que podemos esperar, si pensamos en comer adecuadamente, no puede traernos nada bueno. Así que voy a comenzar a contaros mi experiencia en un servicio de comidas.

Llegamos al local un sábado a las 14:00 en el que la mayoría de las cafeterías y restaurantes están de bote en bote y en esta cafetería, casualmente, hay un par de mesas vacías sin expectativas de llenarse. Ingenuos nosotros y confiando en nuestra experiencia en los servicios de almuerzos y meriendas, decidimos entrar a comer. La primera sensación al coger la carta es que podría ser una carta un poco más higiénica y en mejor estado, estando rota y con ciertas "ronchas" de ¿tomate? en la carta (un pequeño gasto para renovar las cartas que quedan sucias no vendría nada mal).



Nos atiende la camarera y pedimos dos consumiciones mientras pensamos qué vamos a comer. Al traernos las consumiciones vienen acompañadas de dos pequeños cuencos (de plástico) de garbanzos con (creo) morro de cerdo. Una vez decidido, pedimos a la camarera un cucurucho de croquetas, un pollo picantón con patatas y pisto manchego y pancerotti a los cuatro quesos. La primera desilusión es que no quedan pancerotti, por lo que hay que elegir un plato de la escasa carta. Finalmente acabamos pidiendo spaguetti con gambas y beicon gratinado.



Pasan unos diez minutos y llegan el picantón y los espaguetis. Al ver los espaguetis se puede apreciar una gruesa capa de queso gratinado que no presagia nada bueno, mientras que en el picantón se ve el pollito por un lado y por el otro lado una montaña de arroz, patatas gajo y dos rodajas de tomate bastante poco atractivas.




Al ver el picantón extrañado, reviso de nuevo la carta y busco el pisto manchego por el plato sin encontrarlo por ninguna parte. Pregunto a la camarera por el pisto y me dice que me traerá un bol. Más tarde, después de preguntar a una compañera, me comenta que el pisto está dentro del pollo. Dicho esto, le doy la vuelta para abrirlo y me encuentro una costra de pisto en la parte menos agraciada del pollo con los riñoncitos y demás. El sabor del picantón correcto junto con el pisto, el arroz y las patatas, pero noto un sabor ligeramente familiar al comer la carne cercana a la piel. Noto un gran parecido con los pollos asados que se venden en los supermercados y que, con unos minutos de microondas están listos para comer. Viendo la experiencia final del servicio de la comida, no me extrañaría.



Ahora voy con la gran decepción del lugar: los spaguetti con gambas y beicon gratinados. Al descubrir esa gruesa capa de queso rallado y un sabor medio agrio, vemos los espaguetis con un color rojo claro, característico de los espaguetis con salsas hechas con bastante poco esmero (típico macarrón resbalón). Entre los espaguetis podemos apreciar los tropezones de bacon y las gambas, siendo su única función estar ahí, ya que no aportan ningún sabor ni a la salsa ni al conjunto. El punto de cocción del espagueti deja bastante que desear, pues se podía apreciar que estaba muy pasado (al más puro estilo de los comedores escolares o las cantinas universitarias). Finalmente, ha sobrado más de medio plato de este insulto a la cultura italiana en el que cada bocado era una ingesta inútil de calorías que no te aportaba absolutamente nada al paladar.


Ya bastante desilusionados y sin ganas de postres, nos decidimos a pedir la cuenta para desaparecer de ese infierno de comida. Así que, mientras esperábamos la cuenta, hablando, nos acordamos de las croquetas. ¿Dónde estaban? Resulta que la camarera ni las había apuntado y, si algo podía salvar la comida, eso eran las croquetas, algo que ya habiamos probado anteriormente y que, en este caso, si nos gustaba.

El último detalle surrealista de esta experiencia, ha sido un cartelito que pedía nuestra ayuda para mejorar con un código bidi que redireccionaba a un cuestionario de satisfacción. La mayor sorpresa, es que ya no admitía más encuestas, por lo que la utilidad del código brillaba por su ausencia.



Por tanto, después de haber vivido esta mediocre experiencia, ya sabemos que la Cafetería La Pepa es un lugar para ir antes o después de comer, y NUNCA, para comer o cenar. Únicamente valdrá la pena ir a comer o cenar aquellas veces en las que, la comida se parezca más a un almuerzo o una merienda, ya que los sandwiches y bocadillos sí que cumplen las expectativas.

Precio para dos personas: 18-25€

P.D: No quería repartir cera al estilo Ramsay/Chicote en mi primera crítica, pero es que hemos salido escaldados de la Cafetería La Pepa y quería transmitirlo.

3 comentarios:

  1. Si hay que repartir cera, se reparte, que para eso el blog es tuyo. Por cierto, me ha encantado lo de "una ingesta inútil de calorías que no te aportaba absolutamente nada al paladar". Brutal jajaja

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  2. Hay que reconocer que las tapas, los aperitivos, los sándwiches, los pinchos de tortilla, los desayunos no están mal, pero suspenden en los platos que tienen para comer. Solo con 2minutos más de atención por plato el sabor cambiaría.
    Yo me esperaba un plato de pasta con sabor ya que mezclar gambas y bacon puede estar muy bien, pero nada, fue un plato de queso con cosas que luego mi estómago no agradeció.
    Espero que se pongan las pilas.

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  3. Hola Lydia,

    Para ir entrehoras, como bien dices, está genial. En cuanto a que se pongan las pilas para mejorar los servicios de comidas y cenas, dudo mucho que lo hagan, pues el grupo Vive Toledo ya tiene otros locales enfocados a ese tipo de servicio como el Com.es, Alfileritos 24, Abadía o incluso el Trébol (de la Tabernita no puedo hablar, ya que únicamente he ido a tomarme alguna caña).

    Espero que vayamos pronto a algún otro sitio para hacer una futura crítica.

    Un beso Lydia

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